esp / eng


Press

BOP

Prensa

Septiembre 2014
Barras de hoteles: mística, charme e historia ¿Cuáles hay que probar?

Desde la del bar tipo de caballeros para fumar habanos hasta las “pileteras” de los hoteles boutique. La explosión coctelera las devolvió al centro de la escena. De pichín policastro a tato giovannoni ¿Por qué está bueno vivir un "lost in translation" porteño?

En Buenos Aires, ciudad portuaria y con mucho tránsito europeo, las barras de hotel fueron la puerta de entrada de la coctelería. Más allá del vermú, extendido entre las clases trabajadoras de inmigrantes italianos, los tragos clásicos llegan a la Argentina de la mano de los sofisticados extranjeros que los demandaban en los bares de los hoteles más exclusivos. También solían ser los primeros lugares donde la gente podía probar bebidas importadas (si tenés un abuelo bon vivant seguramente te pueda contar de la primera vez que probó Chivas, uno de los primeros escoceses importados que los argentinos consumieron).

Por todo eso, también, en esas barras se formaron los bartenders más célebres de la Argentina: Pichín Policastro (que hoy tiene, incluso, un bar que lo homenajea en Londres), Eugenio Gallo o Enzo Antonietti, por poner algunos ejemplos. Quedan vivos algunos ejemplares de la última camada de cantineros clásicos de hotel: el más famoso en la ciudad es Oscar Chabres, discípulo directo de Gallo, que hoy tiene su propio bar pero supo trabajar 20 años en la entonces celebérrima barra del Claridge. Las mejores historias sobre esa época, sin duda, las tiene él.

Estas son las barras de hoteles que vale la pena probar:

5) La del Alvear Palace: clásico de clásicos, ideal para ir a la tardecita y tomarse un spirit de la mejor calidad.

Clásico de clásicos: no es el hotel más antiguo de la ciudad (ese título es del Plaza) pero con más de 80 años, es todo un símbolo de la clase tradicional argentina de la década del ‘30 y, probablemente, uno de los edificios más hermosos de la ciudad. El bar no ha cambiado mucho en los últimos años y continúa ofreciendo tragos clásicos y spirits de la mejor calidad. Se trata de un lobby bar a la antigua: no pretende tener una vida y una identidad por fuera del hotel, sino envolver a quien se siente en sus mesitas en la atmósfera histórica del lugar. Lo mejor es ir un día a la tardecita.
 
6) La del Alvear Art: La hermanita rebelde y arty (con bellísima carta de Tato Giovannoni).

La respuesta del Alvear a la modernización de las barras de hotel no la vas a encontrar en el Alvear Palace sino en el más reciente Alvear Art, el hermanito rebelde. Tato Giovannoni, el bartender más famoso de la Buenos Aires actual, estuvo a cargo de la carta y con una idea bellísima: hay dos secciones, una de tragos “De Nuestros Tiempos”, creados por el propio Tato, y una de “Cocktails homenaje”, un rescate de recetas de los legendarios bartenders porteños que habitaron el otro lado del pedazo de caoba en los años ‘30 (algunos de los cuales mencionamos más arriba). No se trata de los clásicos “Clarito” o “el Pato” sino de cócteles desconocidos incluso para los que más han gastado los codos: vale la pena ir y probar (al menos) uno de cada sección, para apreciar la diferencia entre el paladar antiguo y el moderno.

FUENTE: MALEVA
Vea el artículo original aquí.